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Existe cierta reticencia a la contratación de seguros en el público argentino. Dudas sobre la cobertura, inquietudes respecto al pago de una cuota mensual, y un contexto económico que obliga a las personas a pensar dos veces antes de la contratación de un servicio de costo fijo.
Sumado a ese contexto, los seguros más comunes que se suelen contratar son los que resguardan a los bienes personales. Seguros para autos, para el hogar, contra robo, incendio, terceros, etc.
Otro seguro muy contratado (que aunque no sea percibido como tal, lo es) es la cobertura médica. Se prevé que para enero de 2020 el costo mensual de las empresas de medicina prepaga se incrementará en un 12%, generando así una gran dificultad para cumplimentar el pago o la necesidad de migrar hacia propuestas más baratas.
En todo este marco, contratar un seguro de vida, es considerado para muchas personas como un gasto completamente innecesario. Y es que se desconocen los beneficios que este tipo de producto otorga o sencillamente se lo confunde con otra cosa.
Para comprender qué es un seguro de vida, es necesario tener los pies en la tierra y entender la dinámica de la vida. Tarde o temprano, de forma prevista o inesperada, todas las personas llegarán al fin de sus días y dejarán a una familia o seres queridos atrás. El seguro de vida está orientado a esas personas, y en la actualidad se pueden encontrar testimonios que aseguran que ha sido de gran ayuda y ha cubierto muchas necesidades.
Las pólizas de vida forman parte de los seguros denominados para personas y consisten en el pago de una cuota previamente estipulada para poder recibir en caso de fallecimiento o incapacidad una cuantía que supla la falta de ingresos del asegurado.
La cuantía de la cuota a la que hace frente el asegurado depende del riesgo y de la cantidad monetaria que quiera recibir en caso de incapacidad o que sus beneficiarios perciban en el caso de su muerte. Además, esa indemnización final de la póliza puede recibirse en un pago único o como una renta, según desee el asegurado o sus beneficiarios.
Una forma de comprender cómo se cotiza el valor por cuota de un seguro de vida, es recordar el famoso ejemplo de la película “Mi novia Polly”, en la que el actor Ben Stiller tiene que calcular el costo de uno de sus clientes más ricos e importantes.
Los problemas comienzan a surgir cuando esta persona se dedica profesionalmente a los deportes extremos, toma riesgos altísimos en su día a día y no le teme a ningún peligro de los escenarios naturales. Lleva una vida cargada de adrenalina y situaciones en las que está expuesto a peligros.
Por lo tanto, si el lector de esta nota no se compara con este personaje y lleva una vida normal, sencilla y estándar, deberá saber que su cuota será de un valor regular, comprensible y lógico.
Por lo tanto, y aunque siempre es preferible no pensar en que algo malo pueda suceder, las desgracias ocurren, y además en el momento menos pensado. Sin llegar a caer en el pesimismo, siempre es conveniente tener asegurada una protección para lo que pueda ocurrir a lo largo de la vida.
La mejor manera de hacerlo es contar con un respaldo económico que haga más llevaderos los momentos más difíciles que se presenten, como puede ser la muerte de uno de los miembros y con ella producirse una reducción significativa del nivel de ingresos del grupo familiar.
Aunque el duelo por la pérdida de un ser querido no se puede pagar con dinero, lo cierto es que los beneficios que ofrece un seguro de vida evitarán que se añadan más problemas a esta situación tan dura.
Lejos de lo que pueda parecer, este tipo de pólizas no están pensadas únicamente para las familias, sino que las personas que están solas también pueden contratarlas, ya que un seguro de vida ofrece las garantías necesarias para cubrir una situación de invalidez o dependencia como consecuencia de una enfermedad o accidente. Cada persona o unidad familiar puede acceder a un tipo de póliza diferente en función de sus necesidades y previsiones económicas.
Para lograr un mejor acceso a la información y recibir una cotización es necesario contactarse con el prestador de seguros o el broker intermediario, y así solicitar un presupuesto personalizado para el seguro de vida.
Existen muchas compañías dedicadas a brindar este tipo de producto y el servicio de asesoramiento necesario. Lo mejor es replantear varias opciones, comparar precios y sobre todo el alcance de las coberturas.
En la póliza también se puede detectar todo aquello que queda excluido de la cobertura, y se lo debe tener muy en cuenta para que no se trate de algo especialmente necesario o característico de la vida de la persona que está por contratar.
Un seguro de vida es necesario, aunque se crea que no. Incluirlo en el paquete de seguros contratados puede resultar más económico que adquirirlo por separado en una nueva compañía aseguradora.
Fuente: A24