Despertar, querer arrancar y no poder: el robo de ruedas y de baterías, sin freno

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El episodio impactó a todos y causó toda clase de comentarios en la barriada. No era para menos. El ladrón había perdido parte de un dedo mientras intentaba robar otra rueda de un auto. La primera había sido sustraída, sin mayores inconvenientes, junto a su cómplice. Sin embargo, en plena faena para sacar el segundo neumático, los ladrillos no resistieron el peso y el coche se vino abajo. Los delincuentes, pese a todo, finalmente lograron marcharse con el botín.

El impactante caso, ocurrido hace pocos días en barrio Estación Flores, deja más que en evidencia la imparable ola de robos de neumáticos de vehículos que se viene registrando en la ciudad de Córdoba y zonas cercanas.

El fenómeno delictivo no es nuevo. Sin embargo, a la luz de los hechos que no paran de repetirse, pareciera estar incontrolable. Así lo aseguran vecinos de distintos barrios, que reportan estos casos, como así también lo admiten fuentes de la Policía y representantes de compañías de seguro.

Los blancos de estas bandas de delincuentes son los vehículos que pasan la noche o madrugada estacionados en la calle.

Lo inquietante es que hasta hace algún tiempo, los ladrones buscaban exclusivamente las ruedas de auxilio. Esto ya no les alcanza: desde hace un buen tiempo, los “robarruedas” la emprenden contra los neumáticos de uso cotidiano tanto de autos como de camionetas.

En paralelo, hay otro botín muy buscado por algunos delincuentes especializados: las baterías de los coches. Lo de estas bandas es más simple: fuerzan el capó y, con pinzas y llaves, se las ingenian para sustraer estas piezas.

A diferencia del robo de neumáticos, las bandas que sustraen baterías están a la caza, por lo general, de coches de más antigüedad en el mercado.

Al mercado negro
Volviendo al robo de cubiertas, por lo general, las bandas se mueven como brigadas delictivas a bordo de coches de vidrios polarizados en los que van entre dos o tres ladrones. Se mueven al voleo.

El abordaje les lleva pocos instantes. Mientras uno hace de “campana”, los otros dos ejecutan el trabajo sucio. A veces, utilizan un gato hidráulico para levantar los coches y “trabajar” tranquilos. En otros episodios, se las ingenian con ladrillos o maderas.

Los casos se registran de noche, principalmente, y no pareciera importar que haya cámaras de seguridad en las proximidades. En cualquier grupo de WhatsApp barrial hoy circulan fotos y videos de este accionar delictivo.

El desenfreno de algunos de estos grupos los ha llevado a robar cubiertas de autos chicos con sus propios manos. Este método es simple y básico: mientras entre varios levantan el vehículo, uno de ellos, llave cruz en mano, sustrae el neumático en pocos segundos.

Desde la Asociación de Productores de Seguros de Córdoba vienen trazando, desde hace tiempo, un crudo diagnóstico sobre el accionar de los “robarruedas”.

“Se roban más cubiertas que las que se fabrican”, supo evaluar Daniel Layús, de esa entidad. “Es una actividad delictiva en aumento”, indicó el productor tiempo atrás a este diario. El fenómeno viene registrándose sin freno en tiempos de pandemia.

No hay dudas, aseguran desde las compañías, que el robo de ruedas se comete a pedido y por parte de “células” tercerizadas que se mueven por toda la Capital y que alimentarán el mercado ilegal.

Desde la Policía insisten en que esas “células” responden a reducidores que necesitan esa materia prima para luego colocarla en talleres o negocios, o directamente la venden vía internet a mitad de precio o por la tercera parte.

En Córdoba ya no alcanza con robar una sola llanta. Se extienden los casos de vehículos que son atacados en plena calle y terminan con varias ruedas sustraídas. Hay barrios como Pueyrredón, General Paz o Alta Córdoba, donde varios autos han sido saqueados durante una misma noche.

“Me despertó un vecino. Cuando salía a ver, me habían afanado dos gomas. La tercera quedó floja. Al parecer, se asustaron porque pasaba un patrullero”, contó Mario, vecino de barrio General Paz.

En las torres de avenida Colón, cerca del Tropezón, los vecinos vienen muy cansados con la ola de robos de neumáticos.

Ayuda vecinal, clave
Si bien la sustracción de los neumáticos sigue sin freno en Córdoba, la situación no deja de ser seria con las ruedas de auxilio. En estos casos, por lo general, los ladrones destrozan ventanillas de ciertos autos, vulneran las alarmas y así acceden al baúl. En otros casos, usan inhibidores que interfieren en la activación de alarmas. En otros, más rústicos, revientan el baúl con barretas o ganzúas.

Desde la Policía señalaron que, a raíz de estos constantes robos, hubo operativos y persecuciones que terminaron con detenidos en calles de la Capital. En todos los casos fue clave la ayuda de los propios vecinos quienes, al ver las sustracciones, alertaron a la fuerza.

El sábado a la madrugada, por caso, hubo una persecución en Villa Páez tras un ataque contra un coche estacionado en calle Laprida. Uno de los ladrones terminó capturado a bordo de un 206.

En Alto Alberdi, recientemente, cayó un ladrón tras robar una rueda de un Toyota Etios estacionado.

En los últimos días hubo persecuciones y capturas de ladrones movilizados en rodados en los barrios Pueyrredón, General Bustos, Alto Alberdi, Nueva Córdoba y Suárez, entre otros, en Capital.

Recientemente, una investigación por el ataque a una camioneta S-10, permitió a pesquisas de Sustracción de Automotores a dar con las ruedas robadas y un desarmadero en barrio Las Flores. Los artículos eran vendidos por internet.

La otra mala sorpresa al querer arrancar el coche
No cesan las sustracciones de baterías de los vehículos.

De manera silenciosa, pero sin pausa, se repite otro tipo de robo contra los rodados que permanecen estacionados en Córdoba: la sustracción de baterías. “Con la cuarentena hubo tantos coches que quedaron ‘durmiendo’ en las calles, que se disparó el robo de baterías. Hubo jornadas donde no dimos abasto con la cantidad de clientes que llamaban para comprar y gestionaban la colocación”, comentó Hernán, encargado de un comercio de avenida Colón.

La sustracción de estos implementos, lamentablemente, pasa más inadvertida en las calles, lo que dificulta muchas veces que el vecindario pueda llamar a la Policía. Estos implementos también están destinados a alimentar el mercado negro y son revendidos a mucho menor costo que un original.

Fuente: La Voz